Pequeña intervención de Miel, la gatita peliroja.
Vengo de estar leyendo un libro maravilloso, cuando mi gata se pone frente a mí y me veo en la obligación de poner mis actividades en pausa para acariciarla un poco. En ese instante, como me pasa muy a menudo, es cuando tengo mi felicidad al máximo. Toca su suave pelaje me hace sentir en completa libertad, de amar, de poder sentarme a leer y tener a mis queridos amores ronroneadores a mi lado.
No existe la necesidad de alargar este pequeño texto, lo único que quise fue escribir al respecto. Dejando por escrito que Miel es una pequeña luz en mi vida.